sábado, 3 de noviembre de 2018

MI DODGE DART SPORT 1975 (IV PARTE).


MI DODGE DART SPORT 1975
(IV PARTE).


            El aviso según recuerdo decía más o menos así, compro carro 8 cilindros de los años 70, dos puertas y preferiblemente rondando, pago hasta 4.000.000. Eso fue en el año 2006 en la sección de clasificados que ofrecía la página Web de la telefónica CANTV, y así fue como lo encontré o tal vez como el me encontró, me llaman para ofrecer un Dodge Dart Sport 1975 color gris ubicado en el Valle (Caracas) según estaba en condiciones regulares pero el motor estaba malo y pedían mucho menos dinero que el disponible, lo que era una buena noticia.





            Antes de eso ya había visto algunos buenos candidatos. Un Mustang 1971 color verde en Ruiz Pineda, ese lo fuimos, a ver e incluso rodamos un poco con él, era sincrónico con motor 302, de pintura no tan mal pero se notaba que no había tenido un buen trabajo, la maleta con muchas partes picadas e incluso por dentro también, tapicera muy mal y en cuanto el motor ya comenzaba a perder compresión, de papeles con color cambiado y a nombre de otra persona, mucho que hacer en realidad para el dinero y precio disponible, se habló de 3.500.000. Sin embargo dimos una vuelta en él y la verdad la sensación de las 3 velocidades manuales era algo emocionante pero la última palabra la tenía mi papa. Vio el Mustang y era obvio que no era de su aprobación así que seguimos buscando.


            Como les dije yo vivía en Los Teques y frecuentaba mucho la zona de Caricuao y viajaba por la carretera vieja de Los Teques. Ya montado en la camioneta de regreso en Las Adjuntas y esperando a que llenara, vimos en ese momento (6 de la tarde) un Chevrolet Chevelle con aviso en venta de precio 4.000.000 negociable, estaba muy bien de pintura y aparentemente operativo, lo tenían de taxi por puesto y tomo dirección hacia Kennedy, como pude anote el teléfono al celular y lo guarde en mi bolsillo, mi sorpresa fue al revisar el teléfono este se había apagado y no se almaceno el número, el apocalipsis pensé en ese momento. No me quede de brazos cruzados y al día siguiente regrese a Las Adjuntas junto a mi novia y abordamos una camioneta dirección Kennedy, la idea era realizar todo el trayecto ida y vuelta con la esperanza de ver nuevamente el Chevelle en algún momento pero no lo encontramos y a pesar de pasar muchas veces por el lugar más nunca lo volvimos a ver.
            Del anuncio me contacto una persona con un Chevrolet Camaro SS 1972, fue directo en las condiciones del carro y por un precio de 1.700.000 era de imaginarse el estado en que se encontraba. Se encontraba en un sector de Catia llamado “El Amarillo” el cual se accedía por un desvió en la carretera vieja dirección el junquito; fui a verlo con mi papa y no sabíamos con exactitud cómo llegar, nos bajamos cerca del sitio que nos indicaron y tuvimos que caminar gran parte del trayecto por una subida por medio del barro hasta llegar a la ubicación, fue bastante agotador y a parte la incertidumbre de no estar en tu barrio y la emoción de llegar a ver el carro.
            A simple vista estaba bastante mal de todo, pintura acabada y latonería por el mismo camino, cada pieza tenía un color distinto, tapicería inexistente, le habían adaptado unas sillas aparentemente de Ford Conquistador, si tenía los típicos rines de Magnesio de los 70s pero faltaba uno de los traseros que eran bien anchos, mecánicamente decían que estaba bien, una rueda trasera estaba “condenada”, no encendía por llave tocaba encenderlo directo por arranque, no tenía cableado operativo de luces, el sistema eléctrico era un desastre.
            Con todo y eso pues estábamos dispuestos a embarcarnos en ese proyecto, pero el detallito eran los papeles, solo poseían copia del título de propiedad, carnet de circulación y estaba a nombre de otra persona que no estaba a la mano para hacer el traspaso, yo por mi parte averigüe si había algún problema legal con el carro y a los días cuando tuve respuesta ya lo habían vendido.
            El Último que vimos fue otro Camaro, un RS creo 69 también ubicado en Catia, cerca de av. Sucre vía el manicomio, pedían 5.000.000 bs, el carro esta ya latoneado y pintado de azul marino un muy buen trabajo, aún faltaba instalarle los vidrios y la tapicería, tenía motor 350 caja automática, solo el trabajo de pintura valía lo que pedían. Tenían urgencia de venderlo porque se iban del país en una semana, lamentablemente ese precio escapaba totalmente del presupuesto y fue imposible negociarlo.


            Así fue como comenzó esta aventura como el Dodge Dart Sport 1975 que inmediatamente luego de negociar lo montamos en una grúa y lo llevamos al lugar de siempre, el estacionamiento de Turmerito en frente de las instalaciones de FOSPUCA, en donde comenzamos las reparaciones y ya les seguiré contando.




"Es una Perdida de Tiempo Pensar en Aquello que No Podemos Controlar"



miércoles, 26 de septiembre de 2018

MI DODGE DART 1975 (III PARTE)


Mi Dodge Dart 1975
(III Parte)


            Lo primero que note es que no parecía estar tan mal como me habían contado, era de color vinotinto, las platinas traseras estaban completas al igual que las luces de freno, tenía 2 tubos de escape con sus colas cromadas, pero lo mejor de todo eran los cauchos 245-65-14 y los rines, los rines… los famosos rines de magnesio que ya les conté que trajo “La Perica” cuando llego a la casa hace ya bastantes años, tal y como me gustaban, hasta el día de hoy esos cauchos y esos rines siguen siendo lo que más me gusto de él.
            Era un Dodge Dart Sport 1978 que mi papa había cambiado por aquel Fiat Ritmo 1988 color gris. Sin saber muy bien como era el cuento, resulta que estaba estacionado desde hace varios años en un estacionamiento del sector “Las Mayas”, donde normalmente mi papa realizaba los arreglos de los carros que tuvo debido a que el lugar era frecuentado, por mecánicos y amigos de confianza que trabajaron con él, el asunto es que se había retrasado en los pagos del puesto y se debía cancelar la deuda o el carro seria remolcado a los estacionamientos de tránsito. Nunca se me hablo la existencia de ese Dart y pues mi sorpresa fue grande cuando me entere y también la premura fue grande para poder reunir el dinero de la deuda y pagar.

Dodge Dart Sport 1978

         La parte frontal se encontraba en mal estado, no tenía parrilla y los guardafangos, capot y frontal eran todos de diferentes colores (parecía que comenzaron a repararlo sin terminar), de ahí un gran amigo lo apodo “El Guacamayo”. La tapicería no estaba tan mal (no tenía alfombra), le habían adaptado sillas delanteras y traseras de Neon que no le quedaban mal, el motor un 318 ya algo desgastado pero que funcionaba muy bien, modulo original de Dodge y la caja en buen estado (solo un bote de aceite).
            Entonces comenzó mi viaje personal en esto de los carros, fue mi primer carro y todo lo que traería entre aventuras, amistades, buenos ratos y otros no tanto, son recuerdos y aprendizajes que aun hoy conservo y agradezco mucho. Se hicieron varios ajustes y mantenimiento en general para sacarlo de ahí y llevarlo a Los Teques, cambio de aceite, cambio de bobina captadora y demás cosas fueron necesarios para que funcionara, recuerdo como un amigo, mi papa y yo caminamos al menos un par de km para ir a reparar los cauchos delanteros una tarde soleada de domingo (siempre había una mano amiga dispuesta a ayudar) en eso estuvimos como un mes y bueno en general era el tema del momento.
            Llego el día mi hermana junto a dos amigos mi papa y yo fuimos en búsqueda del “Guacamayo”, ya en horas del mediodía salimos rumbo a Los Teques con mi hermana escoltándonos por la carretera vieja de La Mariposa, yo tenía en ese momento (2004) al menos unos 6 años de estar manejando pero mi papa entre la seguridad y emoción decidió manejar el. La mayor novedad del viaje fue que justo a la altura del cruce al sector Potrerito se encontraba una Alcabala móvil de la Policía de Miranda y justo unos metro antes la maleta del Dart se abrió sola (no tenía cerradura y no sabíamos que la vibración la abría), nos detuvimos y rápidamente me baje a cerrarla, pero ya nos habíamos hecho notar y los efectivos de la Policía no dudaron en detenernos. La revisión fue de rutina y al no encontrar novedad y me imagino, al ver la procesión de seguidores que nos acompañaban continuamos y llegamos a Los Teques sin contratiempos.
            De este carro no hay mucho que contar y de una vez adelanto que lo perdí en circunstancias no muy gratas, pero de igual forma hay unos buenos recuerdos. Se le hicieron arreglos en la parte eléctrica principalmente, luces, luces de cortesía, cruce, internas, se cambió un disco de freno junto con pastillas y rolineras, 2 terminales de dirección, crucetas, siempre había para hacer lo que no había era dinero.
            Una vez ya obtenida mi licencia y el “Guacamayo” en condiciones de salir a las calles, comenzaron poco a poco a realizarse “incursiones” a la carretera. Una de las más recordadas y primeras con distancias largas fue que para mediados del año 2004 me encontraba estudiando en el “IUT” km 8 carretera Panamericana, ese día tenia evaluación definitiva para una de las materias que cursaba, unos amigos y yo decidimos quedarnos estudiando en casa hasta horas de la madrugada, la idea era que con mucho esfuerzo nos levantáramos para ir al instituto a presentar la evaluación; como era de esperarse nos tomo lo tarde y no quedo más opción que sacar el Dart si queríamos llegar a tiempo, para ese momento el “Guacamayo” no tenía retrovisores ni laterales ni interno, pero bueno se supone que si éramos tres personas en el no sería mucho problema manejar así, adicionalmente ya se estaba presentando fuga de gases por el bajante derecho del múltiple del motor (nada grave aún).
            Y así nos ¡fuimos!, en el viaje de ida pues todo resulto bien, un poco difícil de controlar la dirección ya que teníamos adelante un caucho radial y otro convencional, el bajante poco a poco se fue aflojando cada vez sonaba más, se metía el humo y perdíamos potencia. Pero ¡llegamos!, y bueno a pesar de que si recuerdo bien salimos mal en la evaluación, el “Guacamayo” dio mucho de qué hablar entre los amigos y conocidos de la universidad, muchos de ellos amantes de los carros clásicos y antiguos. El regreso fue un poco agotador y más aún después de estar pensando durante todo el día como iba a ser (me rio en este momento de eso), no faltó quien quisiera la cola camino a Los Teques y me pareció bien porque así tendría más gente para empujar el Dart si fuera necesario. Durante la subida por la Panamericana dirección San Antonio de Los Altos el bajante término de soltarse, el ruido fue ensordecedor y la pérdida de potencia casi total, nos ganamos uno que otro insulto por lo lento que en ocasiones tuvimos que andar pero no paso de solo eso, deje a mis amigos un poco lejos del sitio ideal pero fue necesario ya que entre el nerviosismo y el tráfico no me atreví a pararme en plena carretera, finalmente llegue a casa y con mucha alegría y satisfacción de mi primer viaje un poco más largo que los anteriores y a pesar de no haber salido bien en la evaluación, fue un excelente día.

  
Dodge Dart Sport 1978 y amigos.

            Otra salida para recordar fue una para Caricuao, aquí la situación se presento fue de regreso a los Teques, sentía el Dart caliente y forzado, no desplazaba, esto comenzó en la autopista de Caricuao a la altura de la estación de servicio Texaco, a medida fuimos avanzando la cosa se complicaba más, hasta que subiendo la Panamericana luego de pasar el semáforo de La Vega finalmente lo note, la caja estaba trabajando en segunda velocidad a pesar de estar en posición Drive, lo note porque al bajar a segunda no existió cambio alguno y luego al regresar a Drive tampoco, en mi cabeza solo existía dos pensamientos, se dañó la caja y quien sabe hasta dónde llegaría, como pude me orille en una de los sitios de parada de emergencia que tiene la carretera, que por suerte tenia suficientes alcantarillas para entrar y volver a salir. Apremiado por el sitio y la situación note que también el motor estaba recalentado en lo que supongo era el afán de venir acelerando pensando en estar en Drive y en realidad estaba en segunda, intente abrir la tapa del radiador para recargar agua, ¡0h no! lo que sentí era el agua a presión venirse con todo, pude ajustar nuevamente la tapa del radiador y bueno a pesar de tener una trapo igual me di mi buena quemada.
            Lo otro a revisar era ver qué pasaba con la caja ahí me di cuenta, el camino de las gotas de aceite lo decía todo, venia botando aceite de caja desde quien sabe dónde, “El Guacamayo” no tenía varilla para medir el aceite en la caja y entonces siempre la revisión del nivel de aceite era digamos al “ojo por ciento”. Al tener fuga por la estopera de la caja siempre había que estar recargando aceite y la forma de saber cuándo faltaba era notando que los cambios se realizaban tarde (ya se, horrible). Agregue un litro y medio de aceite que tenía, me asome debajo de la caja y no vi botes, respire profundo y nos montamos, encendí el motor y arrancamos, como pude maneje con mi mano quemada, la caja comenzó a realizar los cambios sin problema, y yo acelere bastante para tratar de llegar si más contratiempos. Al revisar la felicidad fue grande, algunos tornillos de la tapa del carter de la caja estaban flojos lo que permitía la fuga de aceite y y no había aparentemente mayor daño.
            La experiencia más grata y digamos que la prueba de fuego para ese Dart fue un viaje de un fin de semana completo a Higuerote y no solo llegamos al pueblo si no exploramos las playas cercanas. De ida lo gracioso fue bajando por la autopista, la palanca de cambios de ese Dart había perdido en algún momento el botón de seguridad y estaba libre, a más o menos lo que creo eran 90 km/h (no servía el velocímetro), el peso de la mano en la palanca bajo la caja hasta 2da, inmediatamente lo que sentimos fue la brusca desaceleración y el estrepitoso ruido del motor y mi pensamiento fue se dañó la caja, al caer en cuenta de lo que paso regrese el cambio a Drive y no pasó nada, pero la verdad es fue unto buen susto. El resto del viaje fue genial, el carro se comportó a la altura incluso con todo lo mal que se veía hasta ofrecieron comprármelo y bueno al regresar mi novia de entonces, me confesó que había llevado dinero extra en efectivo para pagar una posible grúa, y mi papa al regresar contó que estuvo todo el fin de semana esperando alguna llamada de auxilio al celular.

Yo y mi Dodge Dart Sport 1978 en Higuerote (Enero 2005)

            Como les dije al comienzo de esta III Parte este Dart lo perdí en una situación poco agradable de contar y que no contare, pero ya el mal estaba hecho, la semilla Dodge estaba sembrada en mí y lo mejor aún estaba por llegar.

“Cuando todo lo racional falle, lo irracional aunque ilógico parezca, debe ser la respuesta”
           








miércoles, 19 de septiembre de 2018

MI DODGE DART 1975 (II PARTE)



Mi Dodge Dart 1975(II Parte)


    
        Aquí es donde llego yo!. Creo fue el año de 1988 pero si recuerdo bien cuando junto a mi madre esperábamos la nueva adquisición hasta que llego, era una Dodge Aspen Wagon Especial Edition 1978 color verde y bueno digamos que no en muy buen estado general que yo incluso con la edad de 6 años lo podía apreciar. Lo primero que me gusto fueron los rines de “Magnesio” (de lo demás no entendía mucho) muy famosos en años atrás, tapicería (o lo que quedaba) de color marrón y supongo que la original siendo una camioneta de aproximadamente 11 años, vidrios eléctricos que funcionaban unos más que otros, en pocas palabras requería mucho trabajo.           
        Asumo que en lo primero que se trabajo fue en el motor que muchos años después mi padre me dijo que solo la llego a anillar, el motor estaba “standard”, tengo en la memoria grabada perfectamente su módulo original de encendido (entiéndase para los llamados “puristas”), también le fueron reemplazados los rines de magnesio por rines convencionales de acero y posteriormente sus respectivas tazas Dodge, lo rines de magnesio siempre los extrañe aunque no estaban el juego completo, pero mi padre me explico que ya presentaban desgaste en los orificios de los espárragos y representaban un riesgo al manejar. Fue latoneada y pintada en un verde que para el momento era el verde utilizado por un conocido partido político en Venezuela, lo que origino más de una confusión en la calle tanto así que muchas veces fuimos confundidos con integrantes de caravanas partidistas en esos años de elecciones.

 Mi Papa y Mi Abuela junto a "La Perica" 
 San Felipe Edo. Yaracuy. Venezuela.
año 1991-1992

            La parrilla original estaba bastante deteriorada pero al mi padre ser mecánico conocía a las personas necesarios para hacer reparaciones eléctricas, mecánicas y estéticas entonces conseguir a alguien que fabricara una parrilla muy semejante a la original pero en materiales metálicos no fue gran problema, y hasta donde mi juicio de niño me permitía entender y según comentarios de terceros había quedado muy muy bien.
            Durante todo ese proceso comenzó mi propio proceso por decirlo de alguna forma; esperaba con emoción los domingos para lavar o bajar a hacerle algo a la “camioneta” y que con el tiempo y su llamativo color también fue conocida como “La Perica”, ahí comencé pues como todo niño pequeño a conocer las partes del carro y a llenarme de grasa recogiendo tornillos mientras iba aprendiendo mecánica, típico era recibir algún llamado de atención o regaño por ensuciarme de más o también el eterno problema de identificar los numeritos de las llaves cosa que ahora me da es gracia.
            Paralelo a eso mi papa recupero un “viejo amor” que tuvo y que había vendido años atrás a un tío de la familia, una Volkswagen Brasilia color verde militar que desconozco el año (también tenía unos rines bien bonitos). Se la compro de nuevo a el tío que la tenía accidentada por mucho tiempo y comenzó el proceso de repararla, ciertamente no era de mi agrado, era muy ruidosa incomoda y lenta pero a mucha gente le encantaba. Un recuerdo de ella fue cuando la fuimos a buscar luego de ser pintada, subiendo en dirección a Los Teques por vía de la “Mariposa” si bien recuerdo a la altura de “San Diego” boto un humero blanco y al bajar mi papa a revisar le pregunte: ¿Qué paso? Y la respuesta fue “se fundió”.
            Mi papa fue mecánico del concesionario Volkswagen en los años 70 ubicado en “Los Cortijos” (corríjanme en los comentarios de abajo si me equivoco de lugar), y simplemente verlo con los brazos cruzados y decir “se fundió” fue desconcertante y sobre todo cuando a esa edad crees que tus padres pueden arreglarlo todo. Lo mejor y más sabroso de ese día fue mientras la bajaban de la grúa en un taller ubicado en las Mayas comerme un rico helado de esos que se llamaban “Bati Bati”, creo eso fue entre los años 1990 y 1991.

Volkswagen Brasilia (foto referencial).

            También recuerdo y muy bien los viajes a “Colombia” desde “Los Teques Venezuela”, era ver todo el proceso de meses poniendo a punto todo en “La Perica” para salir de viaje, eran como 10 horas saliendo desde bien temprano y llegando a horas de la tarde. En uno de los viajes vi claramente como justo al entrar en el túnel de “La Cabrera” en la autopista “Regional del Centro” en lo que eran me imagino un poco más de las 5 am, encender una luz roja en el tablero y escuchar a mi papa decir “está fallando el alternador” (típico niño siempre pendiente de todo lo que hacía el que iba manejado), paradójicamente era uno repotenciado de mayor amperaje y que me imagino como siempre pasa con los repuestos eléctricos el regulador, diodera o algún otro elemento a pesar de nuevo falla (los repuestos eléctricos no tienen garantía). Fue cambiado rápidamente entre mi hermana mayor y mi papa que como siempre prevenido cargaba el viejo alternador, teniendo casi siempre 2 refracciones de cada pieza que pudiera dañarse, hasta un arranque adicional y un distribuidor llego a tener, fue un rato no muy ameno pero que pudimos sortear.
            Era muy divertido y cómodo viajar en “La Perica”, espaciosa por dentro, maletas arriba (que en más de una vez requirió de parar para ajustar los amarres o llegar con la ropa mojada) y un agradable y bien entonado motor 318. En uno de esos viajes pasamos por una junta de dilatación de un puente por alguna parte de “Barinas” digamos que con cierta velocidad que al inmediatamente pasar todo comenzó a temblar, se podrán imaginar la frustración de todos sobre todo la de mi papa. También recargando gasolina en “San Cristobal” bajo lo que los venezolanos llamamos un “Tremendo Palo de Agua”, al parecer la tapa de gasolina no quedo bien ajustada perdiéndola en el trayecto y que gracias a los 8 cilindros del 318 pudimos llegar a “Cúcuta” por qué la falla al llenarse el tanque de gasolina con agua fue bastante fuerte.
            En uno de esos viajes se aprovechó para realizar el trabajo de tapicera en semi-cuero y tela de color marrón, quedando excelente, lástima que poco tiempo después transportando unos materiales para unos arreglos en la casa la silla del pasajero fuera dañada por un lateral. Por ahí hay más cuentos de esos viajes pero en este momento no recuerdo o quizás sea muy extenso contarlos.
            Accesorios, “La Camioneta” era Edición Especial, de esas que traían vinilo en los laterales emulando madera (detalle que nunca se legro restaurar), vidrios eléctricos en las 4 puertas que incluía el mando en la puerta del conductor para operar todos los vidrios, reloj en el tablero, aire acondicionado, retrovisor ajustable desde adentro, apoya brazo centralizado en las sillas delanteras y alguna que otra cosa que no recuerdo. Aire Acondicionado, una maravilla para mi, recuerdo que fue reparado en el antiguo taller de Fresh Car en la zona industrial del Tambor en Los Teques, eso fue todo un avance. Mi papa al ser fanático del buen sonido llego a instalar muchos “Radio Reproductores y Ecualizadores” muy divertidos con muchas luces y botones obvio que llegó a tener cornetas Bohem y Pioneer todo típico de la época. También llego a tener seguros eléctricos adaptados por mi papa pero que yo me encargue de “quemar” hasta aquí hablo de accesorios.
            “La Perica” es muy recordada por amigos y familiares, se realizaron muchos viajes en ella y siempre saltaba a relucir por su color y por lo recuperada que llego a estar, en ella llegue a medio manejar por primera vez como con 10 años (movía el volante mientras mi papa aceleraba y frenaba), aprendí mis primeras nociones de mecánica y en general es un bonito recuerdo en mi vida.

Fiat Ritmo (foto referencial).

            Pasaron los años y el cuento fue que estando estacionada en una calle del “Barrio Obrero” en San Cristobal un camión sin frenos choco contra “La Perica” dejándola inservible, en parte de pago se dio un Fiat Ritmo año 88. Estos 2 carros fueron el preámbulo de lo que tiempo después sería mi primera aventura automovilística un Dodge Dart Sport 1978.

“Del Pasado lo único que vale recordar son las cosas buenas”


sábado, 15 de septiembre de 2018

MI DODGE DART 1975 (I PARTE)



Mi Dodge Dart 1975.

I Parte.

            Si reviso con detenimiento de cierta manera esta historia comienza por allá en el año de 1944 cuando mi padre nació, y me refiero directamente solo a mi padre porque en si el gusto por estos autos viene de el, especificando esto puedo avanzar hasta mediados de la década de 1970 en donde mi padre, y posteriormente mi madre y hermana mayor emigraron a las fructíferas tierras de aquel país llamado Venezuela; ahí es cuando por conclusiones propias y según las viejas anécdotas de mi Papa, creo comenzó su interés por estos grandes vehículos, equipados con poderosos motores equivalentes en tamaño y potencia a la cantidad de combustible que consumen… Gasolina!!!.


Dodge Dart Sport 1975

            Al emigrar a un país netamente petrolero tuvo la oportunidad de ver, manejar, reparar y disfrutar de estos vehículos Norteamericanos que podemos generalizar de manera simple en tres casas fabricantes: Dodge, Chevrolet y Ford, sin menospreciar muchas otras también conocidas.
            Por sus manos pasaron algunos modelos bastante comerciales y populares que me han contado amigos y familiares en común que compartieron durante esos años, algunos de esos modelos fueron sin precisar el orden: un Ford Falcón de la década de los 60s, un muy bien recordado Ford Mustang 1968 en el me detendré un momento.
            De color Rojo, El Mustang 1968 es uno de los carros de los cuales más “cuentos” recordaba él. “Iba ciertamente a gran velocidad en la UD2 de la urbanización Caricuao, al tomar la curva dirección a los bloques 21 y 22 perdí el control de la parte trasera del carro y al menos 2 trompos di, al detenerme me baje y me senté en la acera de la calle y ahí me quede pensando en que me había pasado, en ese momento se acercó un desconocido y me recomendó colocarle una paca de cemento en la maleta para ganar peso y estabilidad”.

Mustang 1969, Foto referencial.

            De este saltamos a un Dodge Dart 1968 4 puertas de color verde del que solo hay una foto que ya les mostrare, también por tenemos en esta historia un Volkswagen Escarabajo (desconozco el año), un Dodge Aspen Wagon 1978 y un Fiat Ritmo color gris 1988 que no detallare.

"Sabemos como comienza nuestra vida pero no como termina"